Ambas infraestructuras nacen destinadas, por su ubicación y diseño, a convertirse en un nuevo punto icónico de la actividad cultural, de ocio y restauración en la ciudad de Barcelona. Y forman parte del proceso de transformación del Port de Barcelona, en especial de la Nova Bocana, que incluye una secuencia de intervenciones que generan nuevos espacios de uso público abiertos a la ciudadanía.
Veinte años después de la apertura de la entrada norte del recinto portuario, ‘hoy abrimos un balcón al mar y una nueva ventana a la ciudad para que todos puedan descubrir vistas diferentes de Barcelona, vistas únicas e inusuales hasta ahora’, dijo el presidente del Puerto de Barcelona, Lluís Salvadó, durante la inauguración de estos nuevos espacios públicos.
La construcción de la Rambla del «Rompeolas», que ocupa la traza del antiguo dique conocido con ese nombre, y del edificio Mirador ha llevado a la creación de una ruta cultural consistente en una serie de elementos que cuentan la historia del antiguo rompeolas y su importancia para la ciudad, desde 1914 hasta la apertura de la Nueva Entrada, invitando a la reflexión sobre lo que este lugar del Puerto aún significa en el imaginario colectivo de los barceloneses.
Esta ruta cultural se extiende también a las zonas circundantes de la Nueva Entrada, específicamente en la plaza Rosa de los Vientos y el Nuevo Paseo del Rompeolas, para integrar todo el espacio, con paneles expositivos, grabados de poemas y textos de autores catalanes y otros elementos singulares.
El edificio Mirador
Se encuentra en una ubicación privilegiada de la ciudad de Barcelona y de su puerto, justo en el extremo final de la nueva Rambla. Viste de gala a Marina Vela como place to be para disfrutar de la Copa América pero, más allá de este singular evento, quedará como un espacio abierto a los ciudadanos de Barcelona y a las personas que visitan esta ciudad para que puedan disfrutar, aún más y de una manera singular, del entorno marítimo de Barcelona.
El edifico se plantea a modo de pórtico, para dar continuidad al paseo sobre el que se irgue, creando un gran porche que enmarca las vistas, estableciendo un hito al final del recorrido y ofreciendo un lugar de sombra que actúa de preámbulo de la nueva plaza. Cuyas graderías, crean un espacio único para alegrar la vista con la actividad de las embarcaciones justo en la puerta de entrada del Puerto de Barcelona.
Entre los usos previstos del Edificio Mirador destacan los espacios de restauración, que incluyen un restaurante en el espacio suspendido en planta primera, un bar con terraza exterior en la Rambla frente al mar y una cantina bajo la rambla, a nivel de planta muelle, que remite a la memoria del restaurante Porta Coeli ubicado en el antiguo rompeolas. Así como locales comerciales, almacenes portuarios e instalaciones anexas a la restauración.
Pero principalmente el Edificio Mirador es un espacio abierto al público. Alberto García, director general de Marina Vela, destacó en la presentación que «es un día de celebración para toda la ciudad de Barcelona, ya que se abre al público un espacio icónico, absolutamente único y privilegiado, un espacio para que los ciudadanos disfruten de una forma diferente del Mar Mediterráneo y de las infraestructuras portuarias».
Destaca en este sentido la Planta Cubierta del Edificio Mirador, con un aforo de 99 personas, que permite disfrutar de unas inigualables vistas al Mar Mediterráneo, al Puerto y a la ciudad de Barcelona. Y alberga también un Salón para Actividades Culturales de 500m2.
Tanto la Rambla del Edificio Mirador como el Edificio Mirador, son un ejemplo de la capacidad de los modelos de colaboración Público-Privado para mejorar las infraestructuras públicas, y ha sido gracias al trabajo de los arquitectos del edifico Mirador, Antoni Barceló y Gustau Gili, la empresa constructora Certis, los arquitectos y paisajistas Sergi Carulla i Oscar Blanco de Scob, responsables del proyecto arquitectónico-paisajístico del Port Museu, y la empresa Namar.